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lunes, 1 de octubre de 2012

Capítulo 4-No todo es lo que parece

-¿Quieres jugar a las cartas?-le dije a Nid.
-No. Me voy a dar un paseo. Ven si quieres- me dijo Nid, como si me hiciese un favor. Resoplé. Mientras salíamos al jardín nos encontramos a Alium en el pasillo. Le tiré contra la pared y se dió un golpe. Salimos fuera. Ella se sentó y empezó a coser una cosa rara debajo de un árbol. Yo, que llevaba ya mis vaqueros y mi sudadera me subí al árbol. Me senté en una rama baja, me eché hacia atrás y le eché mi pelo encima a Nid. Nid se asustó, se levantó corriendo y miró hacia donde estaba yo. Se empezó a reir, pero disimuló y fingió que se había enfadado muchísimo.
-No, en serio, tú asustas. ¡Salvaje! Me voy a clase con el profesor- dijo. Se dio la vuelta y se fue con pasos largos y rápidos. Bajé del árbol, coloqué la capucha de la sudadera y entré al castillo. Vi a Alium y eché a correr para que no se vengase. Efectivamente, me persiguió. Entré en la habitación que compartía con Nid. Nid estaría en clase del profesor, así que Alium y yo teníamos esa hora libre. Cerré la puerta y me apoyé sobre ella para que Alium no entrase. Pero no hubo manera. Abrió la puerta y yo eché a correr. Me tiró al suelo y cayó encima de mi. Su cara estuvo muy cerca de la mía hasta que logré volver a pensar un poco y le dije:
-¿El señor puede levantarse?
-El señor puede- dijo él aprovechando para hacer la croqueta por encima de mi.
-¡Au!
-Jejeje-dijo Alium antes de que empezase a perseguirle para pegarle. Él también llevaba sudadera, así que le cogí de la capucha, resbaló en la alfombra y se cayó. Me empecé a reir y él se levantó. En ese momento si que empecé a correr de verdad. Me subía a la cama, a la cómoda, a todas partes. Me metí en el armario y Alium cerró la puerta. El armario estaba oscuro. Y me recordó mucho a cuando me quedé encerrada en el armario de mi casa.
-¡Alium! ¡Para! ¡Para ya! -le grité. Me iba poniendo nerviosa. Al parecer Alium se dio cuenta de lo que pasaba y abrió la puerta. Salí histérica. Y tropecé con él. Y con sus labios. Después de unos segundos nos separamos, y me dijo:
-Peperdona es que no me acordaba de lo de tu trauma del armario y todo eso...
-No pasa nada...- dije yo, completamente roja. En ese momento pasó Nid y echó a Alium.
-Adios. Lo siento otra vez, Nía.
-¡Que da igual!-dije yo tirándole una almohada a la cabeza.
-Oye...- dijo Nid cuando Alium salió de la habitación-Os he visto...
-¿Qué?- pregunté yo.
-Os he visto besaros...-dijo Nid cantando.
Le miré. Sonreía y me miraba.
-¿Tú no me odiabas tanto?
-¡Que va! Lo que pasa es que me fastidia lo de mi padre. Pero me caes bien, sobretodo al saber lo interesante que es tu vida. ¡Cuenta!
Me reí. Nid era muy maja, después de todo. Al ver que no respondía me pegó un almohadanazo. Puso música y yo, aburrida, empecé a bailar.
-¿Como bailas así?
-Práctica.
-¡Enséñame!
-No.
-Sí.
-No.
-¿Te pego?
-Tampoco.
-¿Te abrazo?
-¡Menos!-dije yo poniendo cara de asco.
En ese momento apareció Alium.
-Me ha dicho el profesor que te pregunte si entiendes bien lo que te ha explicado hoy.
-¡Si!
-Vale, entonces me quedo- dijo Alium tumbándose en mi cama. Levanté el colchón y le tiré al suelo.
Esa es una tarde que recuerdo con más cariño del tiempo que pasé en ese castillo.

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